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Ser Mujer y Soltera en Senegal

SENEGAL - LA CARA Y LA CRUZ De LAS MUJERES SOLTERAS.- Penda Mbow y Selly Bâ Miércoles 30 de abril de 2008, por Revista Pueblos.-*** El fenómeno del celibato parece cada vez más problemático en Senegal. Porque plantear este debate en un país con más de un 95 por ciento de musulmanes no es sencillo, ya que en la comunidad islámica el matrimonio está bien considerado; es más, una mala interpretación del Islam hace de la poligamia un fenómeno largamente extendido. No obstante, como hecho social, el celibato está adquiriendo cada vez más importancia, sobre todo entre las mujeres. En 20041, durante las celebraciones de la fiesta nacional del 4 de abril, las mujeres de Saint Louis se manifestaron bajo el lema “Mujeres de Saint Louis buscan marido”. ¿A qué se debe esta progresión? Algunos piensan que este movimiento refleja un verdadero problema social en Senegal y otros en cambio, lo banalizan considerándolo incluso como algo humorístico. Pese a todo, el celibato está ganando cada vez más terreno y por eso nos parece necesario analizar, por un lado, los factores básicos a los que se debe el crecimiento de este fenómeno fuertemente ligado a la evolución social y por otro, reflexionar sobre las dificultades a las que se enfrentan las mujeres solteras. El celibato es una característica de las sociedades occidentales. En Francia [1], bajo el Antiguo Régimen, el celibato se debía a numerosos factores: estaba bien considerado por la religión, permitía dividir menos las herencias y además era característico de muchos pobres que no tenían medios para establecerse. En el siglo XIX, el celibato de los hombres era un signo de libertad, entendida a veces como libertinaje, mientras que en el caso de las mujeres no estaba bien visto. Más tarde en el siglo XX, gracias a la difusión de los medios anticonceptivos, las mujeres pudieron por fin hacer “vida de soltera”. Hoy en día en Francia el celibato se da más frecuentemente en los escalones sociales más bajos y se percibe a menudo entre las mujeres pertenecientes a estos entornos como un medio de promoción social. Al contrario que las mujeres diplomadas y provenientes de los medios más acomodados, éstas se casan menos, ya que según F. de Singly, consideran que el matrimonio, concebido como una estrategia de promoción, es inútil si esta promoción se puede realizar por la vía profesional. Se puede constatar que hay ciertas similitudes entre Francia y Senegal. En Senegal advertimos que a la mujer que no ha tenido éxito profesional le inquieta más lo que atañe al matrimonio que a la que sí lo ha tenido. Las perspectivas difieren entre una mujer educada y otra que no lo está, simplemente porque la última piensa más en ello. Las mujeres solteras no instruidas se resienten más ante la presión social que las otras y se preocupan más en encontrar un marido sea como sea. Mientras que las otras, a las que llamaremos las “intelectuales”, son más selectivas en la elección de su pareja y por lo tanto tienden más a quedarse solteras. Con todo, lo que nos diferencia del caso de Francia es que en Senegal la conciencia colectiva, que pesa mucho, empuja a las mujeres a considerar el matrimonio como un soporte social, a veces entendido como “paz social”. Antes de analizar la situación de la mujer soltera en Senegal, vamos rápidamente a intentar determinar los factores que pueden justificar el avance del celibato en nuestra sociedad. Factores que explican la evolución del fenómeno: Primeramente, hemos identificado dos tipos de factores, a saber, los factores mayores y los factores secundarios. Llamamos factores mayores a aquellos que influencian directamente y que pueden ser considerados como los más “evidentes” en la explicación del celibato: Se presenta como primer factor la crisis económica que sufre el país. Con un índice de desempleo que alcanza a la mitad de la población, hoy, los jóvenes se casan cada vez menos debido al encarecimiento de la vida y a la falta de perspectivas. Nos parece igualmente importante subrayar que con un clima económico poco favorable, especialmente acentuado en ciertas regiones del país como Saint Louis, Louga, Diourbel, Fatick, Kaolack o Tambacounda, a las mujeres les cuesta más encontrar marido debido a la emigración masculina. Otro factor se relaciona con la escolarización de las niñas y el aumento del número de mujeres bien educadas. A nivel mundial, entre 1970 y 1992, la tasa bruta de escolarización femenina combinando primaria/secundaria ha pasado de un 38 a un 68 por ciento [2]. En África, más precisamente en Senegal, incluso sabiendo que la tasa bruta es menor con respecto a países más desarrollados, notamos a pesar de todo una cierta evolución. Actualmente encontramos muchas mujeres intelectuales en la esfera pública que a menudo son solteras. Además, se puede observar una fuerte correlación entre el nivel de instrucción y la edad de formar pareja ya que la escolarización hace aumentar la edad media para formar la primera unión (AMPU) [3]. Las senegalesas con más dificultades para encontrar marido son aquéllas que han estudiado y que pertenecen a la población activa. A algunos hombres les cuesta aceptar esta evolución por razones bastante machistas. Esto atestigua que el peso de nuestras tradiciones, que son de esencia patriarcal, hace que el sexo masculino acepte difícilmente el estatus superior de la mujer. Los hombres no quieren que las mujeres lleven los pantalones en el matrimonio. Temen que su poder sobre ellas desaparezca. No obstante, esta tendencia empieza a cambiar poco a poco ya que la crisis económica empuja a los hombres a interesarse cada vez más por mujeres profesionales. Por otro lado, las investigaciones muestran que las mujeres del medio urbano se casan más tarde que las del medio rural a causa de la escolarización. Además, las estadísticas demuestran que hay más hombres solteros y divorciados en el medio urbano que en el medio rural, lo que demuestra que en medios rurales los hombres tienen una tendencia más pronunciada a casarse [4]. Otro factor que se considera también es el desequilibrio demográfico. Actualmente, las mujeres representan el 52 por ciento de la población senegalesa. A pesar de la poligamia, las investigaciones han demostrado que el matrimonio en Senegal es de esencia monogámica: tres casados de cada cuatro son monógamos [5]. Hoy en día, no solamente asistimos al principio de un proceso de declive de la poligamia (de un 41 por ciento del conjunto de matrimonios a un 24,6) sino también a una baja significativa del número de esposas por polígamo. En 1994 [6], contábamos con 704.643 mujeres por 275.842 hombres polígamos, o sea 2,6 mujeres por esposo. En cambio, en 2002, el número de mujeres se estimó en 417.073 por 317.494 hombres polígamos, o sea 1,3 mujeres por esposo, lo que representa una disminución a la mitad. El reparto de la población por rango de matrimonio, según los estudios de RGPH [7], revela que hay más monógamos (58 por ciento) que polígamos. Los polígamos de rango 2 son más numerosos que los de rango 3 y 4. La repartición por regiones en uniones polígamas revela que éstas son más frecuentes en Kaolack (61,1 por ciento), Diourbel (60,3 por ciento), Tamba (56 por ciento), Louga (55,7 por ciento) y Kolda (56,4 por ciento). Con respecto a otras regiones, la región de Dakar cuenta con menos poligamia (38 por ciento), debido a restricciones de tipo socioeconómico. En lo que se refiere a los factores que influencian indirectamente sobre el fenómeno se cuentan la religión, la etnia, la casta y el concubinato. Cotidianamente, nos encontramos a menudo con problemas de pareja ligados a los tres primeros factores. En efecto, muchos matrimonios se anulan a causa de la religión, sobre todo si la mujer es musulmana y el hombre es cristiano. Sin embargo, lo inverso es aceptado a menudo. En cuanto a la etnia, lo consideramos un factor ligado al problema de casta. En Senegal hay etnias que respetan de manera sistemática la jerarquía de castas, esencialmente los wolofs, los halpulaar, los bambara y los sereer. Aparte de problemas matrimoniales, muchos abortos e infanticidios son resultado de amores entre castas, ya que en las sociedades africanas en general y en la sociedad senegalesa en particular, el matrimonio no es solamente un asunto de pareja sino esencialmente de familia. A menudo, incluso, se ven parejas que rompen cuando se descubre que uno de los miembros pertenecía a una casta en particular. Por eso indagar sobre la filiación familiar es bastante corriente como preludio a la petición de mano. Muchas mujeres y hombres pertenecientes a determinadas castas prefieren quedarse solteros o casarse en el extranjero como forma de rebelión o huida [8]. El concubinato viene a añadirse igualmente a los numerosos factores que pueden justificar el celibato. En efecto, este fenómeno podría reducir la tasa de matrimonios simplemente porque los hombres no sienten la necesidad de casarse. Es una práctica que empieza a estar “de moda” y que además interesa a muchos hombres que así evitan la dote. La situación de las mujeres solteras en Senegal.- Las mujeres solteras están perseguidas por la sociedad, especialmente por la familia. Muchas de ellas evitan someterse a ceremonias familiares para no tener que oír monsergas de tías y demás parientes [9]. Algunas entrevistas [10] recogidas en la prensa retoman a menudo el tema de la situación de las mujeres solteras: “Soy una mujer, madre de tres hijos y sin marido. Sabéis, las dificultades de la vida pueden empujar a una mujer a hacer cosas de las que se puede arrepentir el resto de su vida. Me veo obligada a trabajar de lavandera para satisfacer las necesidades de mis hijos”, declara con tristeza N. Guèye, una mujer soltera que busca su media naranja. Esta madre de tres hijos lucha cada día para sobrevivir y su única preocupación es como dar de comer a sus pequeños. Confiesa con tono de disgusto: “cada día que Dios nos da, hay hombres que me hacen proposiciones de matrimonio, pero cuando se ganan mi confianza, desaparecen. Hoy en día, los hombres nos toman por objetos. Como me encuentro con tres hijos y sin marido, la mayor parte de ellos se me acercan únicamente para tener una aventura y desaparecer”. Otra encuestada siente la necesidad de revelar sus avatares como mujer viuda: “Desde el fallecimiento de mi marido, después del luto, no dejo de recibir proposiciones de matrimonio. La mayor parte de los hombres se me acercan únicamente para desnudarme” espeta antes de añadir: “vivo con mis hijos y tengo los medios para satisfacer sus necesidades porque mi trabajo me lo permite. Es cierto que hay hombres que son serios y se acercan a ti para cosas concretas. Otros en cambio, no buscan más que placer”. A la pregunta para saber si se resiste a las tentaciones que la asaltan, esta viuda responde evasiva: “verdaderamente, las mujeres solteras se enfrentan con todo tipo de dificultades, incluso sufren acoso sexual. Algunas mujeres se ven obligadas a ceder a las tentaciones de los hombres que no buscan más que su placer. Yo las comprendo a todas, lo hacen no porque sean malas, sino porque sienten la necesidad”. La mayor parte de ellas son objeto de bastantes prejuicios. Según los rumores, se acuestan en todas las camas. Ndèye Touty Samb, soltera, cuenta: “la gente se inventa cualquier cosa sobre mí. Los hombres que viven en mi barrio dicen que estoy poseída por un espíritu maligno que hace que yo no pueda tener ni marido ni novio”. Pero a pesar de este rumor que la persigue, ella no se viene abajo: “sinceramente, aspiro a casarme pero la mayor parte de los hombres que conozco sólo buscan una aventura. De todas maneras, no me apresuro, el día que conozca a un hombre serio me casaré”. Otra atestigua, con el corazón herido: “Después del fallecimiento de mi segundo marido, los hombres no se atreven a acercarse a mí. Dicen que estoy poseída por un espíritu maligno que mata a los hombres que se casan conmigo”. Hoy en día, las mujeres solteras sufren todo tipo de dificultades en la vida, además de tener que buscar sus propios medios de supervivencia, tienen que soportar prejuicios sociales, acoso de hombres que sólo buscan tener una aventura e incluso rechazo por parte de su propia familia. Nuestra sociedad acepta difícilmente el celibato como opción de vida, cosa que se admite en Occidente. Las mujeres solteras son evitadas, temidas y objeto de una sospecha continua [11]; están normalmente estigmatizadas y se consideran en la mayoría de los casos como mujeres de hábitos ligeros. Sufren una presión social, un acoso que las obliga a casarse en contra de su voluntad. Por lo tanto, simplemente, hay que considerar el celibato de las mujeres como un signo de modernidad en una sociedad que tiene aún problemas de individuación. -------------------------------------------------------------------------------- Penda Mbow es profesora de Historia en la Universidad de Dakar y Selly Bâ es colaboradora suya. Original en francés, traducido para Pueblos por Belén Cuadrado. Este artículo ha sido publicado originalmente en el nº 31 de la Revista Pueblos, marzo de 2008. Notas [1] Montousse, Marc y Renouard, Gilles (2006): 100 fiches pour comprendre la Sociologie, París, BREAL, p. 203. [2] PNUD (1999): “Les sénégalaises en chiffres : analyse des données sociodémographique, économique et politique relatives aux femmes”, Programme des Nations Unies pour le Développement (PNUD), Dakar, New York. [3] Agence Nationale de la Statistique et de la Démographie (ANSD). [4] Recensement général de la population et de l’habitat (RGPH), 2002. Fuentes ANSD, p.29. [5] Informe de síntesis de la segunda “Enquête sénégalaise au près des ménages” (ESAM II) - encuesta senegalesa sobre el matrimonio, 2004, p.33. [6] Ibid. [7] Informe nacional de presentación de resultados (RGPH), Op., Cit. p.31. [8] En Mbow, Penda : “Democratie et castes” [9] Entrevista con una mujer soltera intelectual de treinta años. [10] “El calvario de las mujeres solteras en Dakar”, Le Matin, 3 de enero de 2007. [11] Entrevista con Abdessamed Dialmy, sociólogo. DESDE http://www.revistapueblos.org

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