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martes

Contra la civilización productivista, anarco-primitivismo.

Brillante cortometraje encontrado en el canal de IrreverentFilms sobre las maravillas de la vida civilizada. Para una sociedad civilizada es prácticamente imposible desandar lo andado y regresar a una forma de vida más natural y en equilibrio con el entorno, máxime teniendo en cuenta la enorme población mundial actual (a cuyo crecimiento no contribuyen de forma apreciable las culturas de cazadores-recolectores). No obstante, nos parece muy importante que intelectuales del mundo civilizado intenten explicar a sus congéneres que nuestra forma de vivir no sólo no es la única, sino que además es una de las peores. Las primeras ciudades estables y la escritura tienen unos pocos milenios de antigüedad, pero el Homo sapiens existe como animal en su forma actual desde hace probablemente más de 100.000 años. Los humanos han desarrollado centenares, tal vez miles de formas de vivir como cazadores recolectores (piénsese en pueblos indígenas de Oceanía, India, Siberia, el Ártico, América del Norte y del Sur, antiguos pobladores del Mediterráneo, o por supuesto de la cuna de la Humanidad, África, cada cual con sus ritos culturales, herramientas, dietas, etc). El ser humano es un animal bastante viejo, pero el estilo de vida civilizado es extremadamente joven, y en este breve tiempo ya ha llevado al mundo (y a nuestra propia especie) a las puertas del colapso más dramático. Es importante tener claras las ideas resumidas en este corto para que jamás se repita lo que los pueblos civilizados han hecho tantas veces en la historia: someter, civilizar y evangelizar a culturas primitivas... ¡por su propio bien!. Se calcula que hoy día todavía pueden quedar en la selva amazónica y en islas del indo-pacífico algunas docenas de tribus salvajes que jamás han tenido contacto con el mundo exterior. Por favor, no las molesten, que ellas seguirán ahí mucho después de que la civilización moderna haya desaparecido.

Puedes ver una brillante reflexión sobre el feminismo en relación a la máquina productivista en el blog "Re-Créate" http://recreatuvida.blogspot.com/2008...

El colapso del Sistema es inevitable - Eudald Carbonell

Eudald Carbonell, Catedrático de Prehistoria de la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona) y co-director del yacimiento arqueológico de Atapuerca. El Profesor Carbonell reflexiona sobre la incapacidad que demuestra el hombre moderno para respetar los flujos de energía y materia asumibles por el ecosistema. Esta ineptitud nos aboca a una catarsis sanadora que podría provocar una reducción de la población humana de un 15-20%.

"Solo una revolución social y cultural podría salvar el Planeta" http://azulmoon.wordpress.com

lunes

El final del Sistema Capitalista es inevitable.- Mensaje de Jose Luis SanPedro

Un mensaje claro y sincero de un profesor, economista y LibrePensador sin pelos en la lengua: Jose Luis SanPedro. Palabra de SanPedro: "Este Sistema tiene los días contados. Es insostenible. Si no lo cambiamos por la Fuerza de la Razón, será la Fuerza de la Naturaleza, una catastofre la que finalmente lo destruirá"... ¿Que esperamos para despertar? Tenemos que re:construir una sociedad nueva... No podemos esperar que el cambio venga de fuera... No es catastrofismo, es pura Razón y pura ConCiencia sin intereses ocultos... Es abrir los ojos y ser conscientes del crítico momento que está viviendo esta sociedad y el Planeta...

http://www.myspace.com/lamedina_azul

domingo

La Santa Madre?

Azulmoon’s Blog El Vaticano, a través de su cardenal y Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, Giovanni Battista Re, justificó la excomunión ordenada por un arzobispo brasileño a la madre y los médicos de una niña de nueve años, a quien se le practicó un aborto quirúrgico de gemelos tras haber sido violada por su padrastro. “Siempre hay que proteger la vida, los ataques a la Iglesia brasileña son injustificados (…) La excomunión de los que provocaron el aborto es justa”, porque la operación es “la supresión de una vida inocente”, dijo el prefecto de la congregación, que se encarga de la elección de los obispos. Y digo yo: ¿quién protege a la niña? ¿No es una Vida inocente?
 El pasado 5 de marzo, el arzobispo de Recife, al noreste de Brasil, José Cardoso, excomulgó a la madre de la niña y al equipo médico que recomendó y practicó el aborto de gemelos de cinco semanas de gestación para salvarle la vida, luego de haber sido abusada por su padrastro desde que tenía seis años de edad. Y es que, hasta el propio presidente Luiz Inácio Lula da Silva criticó la decisión del obispo. “Como cristiano y como católico lamento profundamente que un obispo de la Iglesia Católica tenga un comportamiento conservador como ese (…)
La medicina hizo lo que tenía que ser hecho, salvar la vida de una niña de 9 años”, y en este caso “la medicina está más correcta que la Iglesia”, afirmó Lula. Ante esto, Cardoso recomendó al gobernante consultar con un teólogo antes de poder opinar sobre el tema. “El presidente debe buscar la asesoría de algún teólogo para hablar con más propiedad sobre el tema”, apuntó Cardoso, al tiempo que manifestó que los excomulgados podrían ser perdonados si “muestran arrepentimiento”.
 “Ese embarazo representaba altos riesgos y ponía en peligro la vida de la niña”, dijo por su parte el doctor Sergio Cabral, quien condujo el aborto. El embarazo fue descubirto luego que la niña se quejara de fuertes dolores abdominales y fue llevada a un hospital de Recife (noroeste) hace unos cuantos días. Al practicársele los exámenes de rutina, los médicos descubrieron un embarazo de 5 semanas de gemelos y recomendaron practicar el aborto porque la vida de la niña corría peligro. La interrupción de la gestación se hizo el miércoles pasado.
 En respuesta, Cardoso anunció la excomunión de la madre de la niña por permitir el aborto, y de los médicos por ejecutarlo. El religioso intentó justificar la medida al alegar que a los ojos de la Iglesia Católica el aborto es un “crimen” y las normas de la Iglesia se sitúan “por encima” de la ley. Sin embargo, al padrastro, quien violó recurrentemente a la infante, el obispo no lo excomulgó, pues aunque cometió un “delito hediondo (…) Más grave es el aborto, eliminar una vida inocente”, afirmó. El ministro de Salud, José Gomes Temporao, afirmó: “Me impactaron dos cosas: la agresión a la niña y la posición de ese obispo, que es realmente lamentable”, criticó. Uno de los médicos que practicó el aborto, Rivaldo Albuquerque, quien se declaró católico, le dijo a una planta televisora local que pese a la excomunión no dejará de ir a misa y que lo que se busca es una Iglesia de perdón.“El pueblo quiere una Iglesia de perdón, amor y misericordia”, dijo.
http://www.larepublica.es/
Esta noticia ha sido publicada hoy, domingo 8 de marzo, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer… Hemos avanzado mucho, pero el camino es largo y tenemos que seguir alerta… ¿Cómo es posible que “La Santa Madre Iglesia” excomulgue a la madre y a los médicos y que olvide al violador? ¿Cómo es posible que excomulguen a una niña en edad de hacer la primera Comunión?¿Cómo es posible que los “elegidos” por Jesús de Nazaret no prediquen el Amor? Que lejos están de las Enseñanzas Cristianas, que lejos el Vaticano de las Mª Magadalenas, de la pobreza, de la Compasión, del Perdón. ¿Por qué no excomulgan a los gobiernos del “Primer Mundo” que apoyan el aborto? No quiero pertenecer a esta Secta Fundamentalista. Yo me excomulgo solita. ¡No comulgo con La Iglesia!

viernes

Prólogo.- Manual de un Guerrero de la Luz.

Manual de un Guerrero de la Luz.- Prólogo.- —En la playa al este de la aldea, existe una isla, con un gigantesco templo lleno de campanas —dijo la mujer. El niño reparó que ella vestía ropas extrañas y llevaba un velo cubriendo sus cabellos. Nunca la había visto antes. —¿Tú ya lo conoces? —preguntó ella—. Ve allí y cuéntame qué te parece. Seducido por la belleza de la mujer, el niño fue hasta el lugar indicado. Se sentó en la arena y contempló el horizonte, pero no vio nada diferente de lo que estaba acostumbrado a ver: el cielo azul y el océano. Decepcionado, caminó hasta un pueblecito de pescadores vecino y preguntó sobre una isla con un templo. —Ah, esto fue hace mucho tiempo, en la época en que mis bisabuelos vivían aquí —dijo un viejo pescador—. Hubo un terremoto y la isla se hundió en el mar. Sin embargo, aun cuando no podamos ya ver la isla, aún escuchamos las campanas de su templo, cuando el mar las agita en su fondo. El niño regresó a la playa e intentó oír las campanas. Pasó la tarde entera allí, pero sólo consiguió oír el ruido de las olas y los gritos de las gaviotas. Cuando la noche llegó, sus padres vinieron a buscarlo. A la mañana siguiente, él volvió a la playa; no podía creer que una bella mujer pudiese contar mentiras. Si algún día ella regresaba, él podría decirle que no había visto la isla, pero que había escuchado las campanas del templo que el movimiento del agua hacía que sonasen. Así pasaron muchos meses; la mujer no regresó, y el chico la olvidó; ahora estaba convencido de que tenía que descubrir las riquezas y tesoros del templo sumergido. Si escuchase las campanas, sabría su localización y podría rescatar el tesoro allí escondido. Ya no se interesaba más por la escuela, ni por su grupo de amigos. Se transformó en el objeto de burla preferido de los otros niños, que acostumbraban a decir: "Ya no es como nosotros, prefiere quedarse mirando el mar porque tiene miedo de perder en nuestros juegos". Y todos se reían, viendo al niño sentado en la orilla de la playa. Aun cuando no consiguiese escuchar las viejas campanas del templo, el niño iba aprendiendo cosas diferentes. Comenzó a percibir que, de tanto oír el ruido de las olas, ya no se dejaba distraer por ellas. Poco tiempo después, se acostumbró también a los gritos de las gaviotas, al zumbido de las abejas y al del viento golpeando en las hojas de las palmeras. Seis meses después de su primera conversación con la mujer, el niño ya era capaz de no distraerse por ningún ruido, aunque seguía sin escuchar las campanas del templo sumergido. Otros pescadores venían a hablar con él y le insistían: —¡Nosotros las oímos! —decían. Pero el chico no lo conseguía. Algún tiempo después, los pescadores cambiaron su actitud. —Estás demasiado preocupado por el ruido de las campanas sumergidas; olvídate de ellas y vuelve a jugar con tus amigos. Puede ser que sólo los pescadores consigamos escucharlas. Después de casi un año, el niño pensó: "Tal vez estos hombres tengan razón. Es mejor crecer, hacerme pescador y volver todas las mañanas a esta playa, porque he llegado a aficionarme a ella". Y pensó también: "Quizá todo esto sea una leyenda y, con el terremoto, las campanas se hayan roto y jamás vuelvan a tocar". Aquella tarde, resolvió volver a su casa.Se aproximó al océano para despedirse. Contempló una vez más la Naturaleza y, como ya no estaba preocupado con las campanas, pudo sonreír con la belleza del canto de las gaviotas, el ruido del mar, el viento golpeando las hojas de las palmeras. Escuchó a lo lejos la voz de sus amigos jugando y se sintió alegre por saber que pronto regresaría a sus juegos infantiles. El niño estaba contento y —en la forma en que sólo un niño sabe hacerlo— agradeció el estar vivo. Estaba seguro de que no había perdido su tiempo, pues había aprendido a contemplar y a reverenciar a la Naturaleza. Entonces, porque escuchaba el mar, las gaviotas, el viento en las hojas de las palmeras y las voces de sus amigos jugando, oyó también la primera campana. Y después otra. Y otra más, hasta que todas las campanas de templo sumergido tocaron, para su alegría. Años después, siendo ya un hombre, regresó a la aldea y a la playa de su infancia. No pretendía rescatar ningún tesoro del fondo del mar; tal vez todo aquello había sido fruto de su imaginación, y jamás había escuchado las campanas sumergidas en una tarde perdida de su infancia. Aun así, resolvió pasear un poco para oír el ruido del viento y el canto de las gaviotas. Cual no sería su sorpresa al ver, sentada en la arena, a la mujer que le había hablado de la isla con su templo. —¿Qué hace usted aquí? —preguntó. —Esperar por ti —respondió ella. Él se fijó en que, aunque habían transcurrido muchos años, la mujer conservaba la misma apariencia: el velo que escondía sus cabellos no parecía descolorido por el tiempo. Ella le ofreció un cuaderno azul, con las hojas en blanco. —Escribe: un guerrero de la luz presta atención a los ojos de un niño. Porque ellos saben ver el mundo sin amargura. Cuando él desea saber si la persona que está a su lado es digna de confianza, procura verla como lo haría un niño. —¿Qué es un guerrero de la luz? —Tú lo sabes —respondió ella, sonriendo—. Es aquel que es capaz de entender el milagro de la vida, luchar hasta el final por algo en lo que cree, y entonces, escuchar las campanas que el mar hace sonar en su lecho. Él jamás se había creído un guerrero de la luz. La mujer pareció adivinar su pensamiento. —Todos son capaces de esto. Y nadie se considera un guerrero de la luz, aun cuando todos lo sean. Él miró las páginas del cuaderno. La mujer sonrió de nuevo. —Escribe sobre el guerrero —le dijo. "Manual de un Guerrero de la Luz".Paulo Coelho.

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